Crudos

Por Blake Sawyer
Traducido por “Cheluja”


La naturaleza ha provisto al género humano con alimentos que son capaces de conservarnos íntegros, saludables y vivos. Los hombres, por otro lado, han creado su propio alimento. Los cambios no son muy sutiles.

El alimento genéticamente modificado, irradiado, madurado químicamente, rociado con pesticidas y herbicidas, asfixiado con gases de maduración y una plétora de otros mortíferos y peligrosos avances en tratamientos científicos, no se parece en nada a lo que una vez fue. El cocinado es una de las muchas maneras en las cuales el hombre cambia el modo natural y benefico del alimento, hacia una dañina y tóxica substancia.

¿Qué le ocurre exactamente al alimento cuando se cocina? ¿Qué le ocurre a tu cuerpo cuando cocinas el alimento?
Algunas claves se cubren en este artículo, pero esta es sólo la punta del iceberg.

PUNTOS ESENCIALES RESPECTO A LOS EFECTOS DE LA COMIDA COCINADA

La fuerza vital del alimento se agota o destruye enormemente. El campo bioeléctrico de energía se agota y altera fuertemente. El alimento que una vez estuvo vivo y bioactivo es ahora una imagen de algo muerto e inerte.

La estructura bioquímica y cosmetico nutriente del alimento es alterada desde su forma original. Las moléculas se desordenan, degradan, y des-componen. El alimento se degenera de muchas maneras. La fibra de la planta se descompone en una blanda, pasiva substancia, que pierde su inhiesta y magnética cualidad de limpiar los intestinos. Esto causa un efecto dominó en el que el tracto gastrointestinal se convierte en un terreno tóxico cultivado.

Los nutrientes (vitaminas, minerales, aminoácidos, etc.) se agotan, destruyen y alteran. El grado de agotamiento, destrucción, y alteración es simplemente un asunto de temperatura, método de cocinado y tiempo. La grasa saturada frita es la peor, las sartenadas fritas las siguientes, después el horneado, hervido y, la menor alteración (aunque aún mala) cocinar al vapor.

Este agotamiento de nutrientes es la mayor causa de obesidad. El sufrimiento del hambre se genera por el cerebro cuando los trillones de células programadas para la mitosis (replicación o división celular) gritan, aliméntame, al cerebro. Cuando estos trillones de células no reciben los nutrientes necesarios para crear nuevas células, el cerebro induce el sufrimiento del hambre. Cocinar continuamente los alimentos, agota los nutrientes y causa un exceso de hambre.

Por encima del 50% de la proteína se coagula, convirtiéndose en inútil. Ningún otro mamífero o animal cocina su alimento. La proteína de fuentes vegetales es mucho más asimilable en su estado original.

Altas temperaturas también crean uniones cruzadas en la proteína. Estos vínculos cruzados implicados en muchos problemas del cuerpo, son un factor en la aceleración del envejecimiento.

Alimentos amiláceos cocinados a altas temperaturas, especialmente los fritos, crean una ingente cantidad del tóxico acrilamida. Las acrilamidas usadas en la creación de plásticos, también son carcinógenos.

La interrelación de nutrientes se altera de su compaginación natural sinérgica. Por ejemplo, con la carne, la mayoría de la vitamina B-6 y de metionina se destruye, lo que fomenta los aterogénicos radicales libres iniciando la acumulación de homocisteína (factor en problemas de corazón).

El agua del alimento disminuye y su estructura natural también se cambia, lo que causa deshidratación al cuerpo.

Se crean substancias tóxicas y subproductos del cocinado. A más alta temperatura, más toxinas se crean. Freír y grilear son especialmente creadores de toxinas. Varias substancias carcinógenas y mutagénicas y hordas de radicales libres se generan en las grasas cocinadas y proteínas en particular.

El calor causa en las moléculas complejos que colisionan, y repetidas colisiones causan enlaces bivalentes que crean un orden de nuevas moléculas, y por consiguiente una nueva substancia. En una ordinaria patata horneada, hay unos 450 subproductos de toda clase. Incluso se les nombra como "nuevos compuestos químicos".

Se crea Inútil material de deshecho, el cual tiene un efecto acumulativo congestionante y de atasco en el cuerpo y es una carga pesada para el proceso natural de eliminación del cuerpo.

Todas las enzimas presentes en los alimentos crudos se destruyen a temperaturas tan bajas como 118 grados Fahrenheit. Estas enzimas de los alimentos son importantes para la óptima digestión. Se añaden naturalmente a la digestión y se activan tan pronto como se empieza a comer. El cocinado destruye el 100% de estas enzimas. Comer enzimas de alimentos muertos da lugar a una sobrecarga del pancreas y otros órganos y un sobreesfuerzo de ellos, lo que eventualmente agota estos órganos. La digestión de alimentos cocinados usurpa valiosas enzimas metabólicas para ayudar a hacer la digestión del alimento. La digestión del alimento cocinado es mucho más exigente energéticamente que la digestión de crudos. En general, el alimento crudo es mucho más fácilmente digerido tanto que pasa a través del tracto digestivo en la mitad o un tercio del tiempo de lo que le lleva al alimento cocinado.
La destrucción total de las enzimas es una causa mayor de fatiga o letargo en las personas, especialmente en los que tienen un adormecimiento dentro de unas pocas horas tras comer. El cuerpo va directo a un proceso de desvitalización de la energía para digerir el alimento nada más comido, sin la ayuda natural de las enzimas.
Tras comer un alimento cocinado, hay una precipitación de células blancas de la sangre hacia el tracto digestivo, dejando al resto del cuerpo desprovisto de protección por el sistema inmunológico. Desde el punto de vista del sistema inmune, una substancia extraña tóxica está invadiendo el cuerpo cuando comemos alimentos cocinados.

Sucede un cambio en las proporciones relativas de diferentes células rojas. Este fenómeno se llama "leucocitosis digestiva".

La población natural de beneficiosa flora intestinal llega a ser dominada por bacterias putrefactivas (particularmente de la carne cocinada), dando como resultado una disfunción colónica, permitiendo la absorción de toxinas desde el intestino. Este fenómeno se llama disbacteriosis, disbiosis, o toxemia intestinal (toxicosis).

Se crea un aumento de la placa mucoide en los intestinos. La placa mucoide es una densa y alquitranada substancia, la cual es el resultado de largo tiempo de indigestión, y de no eliminar, alimentos cocinados putrefactos en los intestinos. Almidones cocinados y grasas en particular son el mayor culpable del estreñimiento y obstrucción de los intestinos. Los intestinos se convierten en un terreno de cultivo para Cándida, levaduras, hongos, mohos, y parasitos con el incremento de este material putrefacto.

Un incremento de las toxinas y materiales de deshecho en muchas partes del cuerpo, conlleva lo que ocurre dentro de las células individuales. Algunas de estas toxinas y deshechos se llaman lipofuscina, que se acumula en la piel y en el sistema nervioso, incluyendo el cerebro. Se observa como manchas de higado o manchas de la edad.

Los alimentos cocinados causan malnutrición en el nivel celular porque es el más bajo en nutrientes. En añadidura a contener deshechos y toxinas, las células individuales no reciben los suficientes nutrientes que necesitan.

El alimento cocinado es también menos propenso a ser metabolizado, lo cual es otro factor en el exceso de ganancia de peso. De vez en cuando, el cuerpo experimenta crisis de detoxificación (también llamadas crisis de purificación o salud). Esto ocurre cuando las toxinas son liberadas a través de la piel o descargadas en la corriente sanguínea para eliminarlas por hígado, riñones, y otros organos. Los síntomas pueden incluir dolores de cabeza, fiebre, nausea, vomito, resfriados, bronquitis, sinusitis, pneumonía, diarrea, etc.

El cuerpo puede devenir tan tóxico que toda clase de particulas, tales como polen, pueden causar crisis de detoxificación, llamadas alergias. Se estima que 80 millones de americanos sufren de alergias.

El sistema inmune, el cuerpo, por las masivas invasiones diarias de toxinas y subproductos tóxicos, eventualmente llega a abrumarse y a debilitarse. Un factor clave en el proceso de envejecimiento.

Algunos de los materiales de deshecho se forman en las arterias y las atascan, conduciendo a la tensión alta, ateroesclerosis, arteriosclerosis, infartos, etc. – matando a un 35% de los americanos.

Los deshechos ácidos, toxinas, mutágenos, y carcinógenos se forman así dentro de las células, tan pronto como la acometida de excesos diarios de radicales libres eventualmente causan que algunas células devengan cancerosas– matando a un 30% de los americanos.

En general, el proceso natural de envejecimiento se acelera por los alimentos cocinados. Las personas que alternan alimentos crudos a menudo llegan a ser biológica y visiblemente más jovenes.

Decenas de cientos de personas que han vuelto a una dieta estrictamente orgánica y cruda no sólo han invertido las repercusiones de la edad, sino en muchas de la mayoría de las enfermedades mortales de la vida, incluyendo cáncer, diabetes, artritis, osteoporosis,enfermedad cardiovascular, así como otras.

Evitar cocinar los alimentos es una de las simples más importantes cambios de vida que puedes hacer.

ALIMENTOS COCINADOS Y CÁNCER

Para el oncólogo Bruce Ames (en "mutagénesis, carcinógenesis, y enfermedades degenerativas de la edad") el cocinado de alimentos es plausible como un colaborador al cáncer. Una amplia variedad de químicos se forman durante el cocinado. Cuatro grupos de químicos que causan tumores en roedores han cautivado la atención por su mutagenidad, potencia y concentracion:

1. Nitrosaminas, formadas de oxidos de nitrógeno presentes en las llamas del gas o de otras brasas. Sorprendentemente se ha hecho un pequeño trabajo en los niveles de nitrosaminas en peces o carne cocinados en hornos de gas o barbacoas, considerando su potencia mutagénica y carcinógena.
2. Aminas heterocíclicas, se forman de aminoácidos o proteínas calentados.
3. Hidrocarbonos policíclicos, se forman de la carne chamuscada.
4. Furfuraldehído y furanos similares se forman de azúcares calientes. La grasa calentada genera epóxidos mutagénicos, hidroperóxidos, y aldehídos insaturados, y puede también ser de importancia.

Referencias:

International Agency for Research on Cancer (1993) Some naturally occurring substances: Food items and constituents, heterocyclic aromatic amines and mycotoxins (International Agency for Research on Cancer, Lyon, France).
Gold, L. S., Slone, T. H., Stern, B. R., Manley, N. B. & Ames, B. N. (1992) Science 258, 261-265.
Gold, L. S., Slone, T. H., Manley, N. B. & Ames, B. N. (1994) Cancer Lett. 83, 21-29.
[Dr. Ames is a Professor of Biochemistry and Molecular Biology and Director, National Institute of Environmental Health Sciences Center, University of California, Berkeley. He is a member of the National Academy of Sciences and was on their Commission on Life Sciences. He was formerly on the board of directors of the National Cancer Institute (National Cancer Advisory Board). He was the recipient of the most prestigious award for cancer research, the General Motors Cancer Research Foundation Prize (1983), the highest award in environmental achievement, the Tyler Prize (1985), the Gold Medal Award of the American Institute of Chemists (1991), and the Glenn Foundation Award of the Gerontological Society of America (1992). He has been elected to the Royal Swedish Academy of Sciences, the Japan Cancer Association, and the Academy of Toxicological Sciences. His 300 scientific publications have resulted in his being the 23rd most-cited scientist (in all fields) (1973-1984).]
Leucocitosis y alimentos cocinados
En 1930, la investigación condujo al Instituto de química clínica en Lausanne, Suiza, bajo la dirección del Dr. Paul Kouchakoff. El efecto del alimento (cocinado/procesado frente al alimento crudo/natural) en el sistema inmune fue testado y documentado. El descubrimiento del Dr. Kouchakoff concernía a los leucocitos, las células blancas de la sangre. Aparentemente, un bien conocido fenómeno ocurría inmediatamente tras que una persona finalizará de comer.

Se encontró que tras que una persona comiera alimento cocinado, su sangre responde inmediatamente incrementando el número de células blancas. Este es un bien conocido fenómeno llamado "leucocitosis digestiva", lo cual significa que hay una elevación en el número de leucocitos, o células blancas de la sangre tras comer. Puesto que la leucocitosis digestiva se observaba siempre tras comer, se consideraba que era una respuesta fisiológica normal a comer. Nadie sabía porqué el número de células blancas aumentaría tras comer, puesto que esto aparecía como una respuesta al estrés, así si el cuerpo estaba reaccionando a algo pernicioso, tal como una infección, trauma, o exposición a tóxicos químicos.

Regresando a 1930, investigadores suizos del instituto de química estudiaron la influencia química del alimento en la sangre humana e hicieron un asombroso descubrimiento. Encontraron que comer alimentos inalterados, alimentos crudos o alimentos cocinados a bajas temperaturas no causaban reacción en la sangre. Por añadidura, Si un alimento había sido calentado bajo una cierta temperatura (exclusiva para comer alimentos), o si el alimento era procesado (refinado, añadido químicos, etc.), éste siempre causaba un incremento en el número de células blancas de la sangre. Los investigadores renombraron esta reacción como "leucocitosis patológica", puesto que el cuerpo reaccionaba tan altamente al alimento alterado. Testearon muchas distintas clases de alimentos y encontraron que si los alimentos no estaban sobrecalentados o refinados, no causaban reacción. El cuerpo los veía como alimentos amigos. Sin embargo, los mismos alimentos, calentados a temperatura demasiado alta, causaban una reacción negativa en la sangre, reacción que se encuentra sólo cuando el cuerpo es invadido por un peligroso patógeno o trauma.

El peor delincuente de todos,cocinados o no, eran los alimentos procesados refinados (tales como harina o arroz blanco), u homogeneizados (un proceso en el que la grasa de la leche es sujeta a suspensión artificial), o pasteurizados (también visto en leche, calentados con un destello a altas temperaturas para matar las bacterias), o conservados (añadir químicos a los alimentos para retardar la putrefacción o realzar el sabor o la textura). En otras palabras, los alimentos cambiados de su estado original se convierten en dañinos. Ejemplos de esto son: leche pasteurizada, chocolate, margarina, azúcar, caramelo, harina blanca y sal común. Los investigadores encontraron que si estos alterados, alimentos químicos se masticaban muy concienzudamente, el daño en la sangre podía reducirse en algún grado. En suma, otro asombroso hallazgo fue que si algunos de esos alimentos en su estado crudo se comían con la equivalente comida cocinada, la reacción patológica de la sangre era un tanto minimizada. Sin embargo, lo mejor es, evitar estos innaturales alimentos procesados y reemplazarlos con deliciosos alimentos enteros para la salud óptima.

Referencias:

Kouchakoff, Paul, M.D.; "The Influence of Cooking Food on the Blood Formula of Man"; First International Congress of Microbiology; Paris, 1930.
I want to thank Wes Peterson for his incredible research on this subject. This article was adapted from his research paper, “Cooked Food Effects”.

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